domingo, 8 de julio de 2012

¿VINO NUEVO EN ODRES VIEJOS?


“Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente”. Mateo 9:16, 17.
 En este último mes me viene insistentemente este pasaje de la Sagrada Escritura a la mente. A veces, cuando queremos hacer una obra de Dios, es mejor empezar con un odre nuevo, con cimientos nuevos, con una nueva Iglesia, que intentar reparar odres viejos, caducos, cuarteados, que jamás podrán retener un buen vino. Queremos responder a los desafíos que tiene el Cristianismo en el siglo XXI con paradigmas del siglo XIX, o como mucho del XX. No queremos renovarnos, cambiar, actualizarnos. Y el odre revienta.

También nos hace pensar en la necesidad de estar abiertos a la obra del Espíritu Santo, que no acepta moldes prefabricados, ni encorsetamientos. Queremos mantener lo esencial de nuestra Iglesia:

*Somos Bautistas por convicción, porque nos identificamos con sus doctrinas, legado y principios.

*Por lo tanto, y tal como dice nuestra Confesión de Fe, nos sometemos a la Biblia como única norma de fe y conducta, y aceptamos las doctrinas fundamentales del Cristianismo histórico.

*Dentro del campo Evangélico, nos situaríamos en una posición conservadora, que huye de los extremos fundamentalistas y liberales.

*Pero una vez entendido y proclamado esto, -nunca lo enfatizaremos lo suficiente-queremos ser flexibles en lo no esencial, lo accesorio, lo temporal. Las modas, las formas, cambian. El mensaje no. El Evangelio es el mismo en el siglo IX,XII,XVIII y XXI. Pero no se predicaba igual, ni de la misma manera. No se cantaba igual en todos estos siglos, ni se seguía la misma versión de la Biblia, ni se tenían las mismas costumbres, vestimenta, modales… ¿Por qué sacralizar usos y costumbres?.

“Renovarse o morir”, dice el dicho. Empresas, instituciones, gobiernos…todos tienen asesores para modernizarse, no quedarse anticuados, ser referencia allí donde están. ¿Y a la Iglesia le debe dar igual el impacto que tiene sobre la sociedad en la que vive?.

No ignoremos esto. Usemos odres nuevos y vestiduras nuevas, y éstos no reventarán. Contendrán el vino nuevo-las cosas nuevas que Dios tiene para nosotros- sin ningún problema.





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